Su construcción comenzó en 1934 por el padre Crisógono de Sierra y Velásquez, conocido como “Padre Negro”, quien, como párroco de Caldera, levantó un santuario en honor a la Virgen de Lourdes, con la ayuda de los vecinos. Con el pasar del tiempo, la gruta es popularmente conocida como “La Gruta del Padre Negro” en honor a él.